Especies de insectos y arácnidos son parte de la vida cotidiana de los dueños de mascotas. Originalmente eran parásitos de animales salvajes de sangre caliente, pero con la domesticación han adaptado su dieta para incluir también a los humanos.
Esa circunstancia es un desafío sanitario de prevención, tratamiento y control de algunos huéspedes indeseables en las mascotas, principalmente insectos como las pulgas y un tipo de arácnidos conocido como garrapatas. Estos pequeños invasores pueden causar daño y transmitir enfermedades a las mascotas y a sus dueños.
Porque aunque prefieren el entorno peludo y cálido de los animales caseros, a la hora de alimentarse, por sus hábitos hematófagos les resulta irrelevante si se trata de humanos u otros animales de sangre caliente.
Las pulgas cuentan con piezas especiales en la boca para perforar y chupar la sangre, soportan largos períodos de abstinencia y se sienten irremediablemente atraídos por el calor y el anhídrido carbónico que expelemos. Cuando no están parasitando en animales domésticos, se refugian en zonas oscuras, que se limpian poco o acumulan muebles. Allí esperan pacientemente hasta encontrar un objetivo a su alcance.
No les resulta del todo difícil pues la elasticidad de sus patas es legendaria y logran dar extraordinarios saltos de hasta más de un metro.
También suelen resultar impunes. A menos que se trate de organismos con alta sensibilidad, a duras penas se puede identificar su presencia por las pequeñas heces negras que dejan a su paso o los casi imperceptibles rastros de sangre que dejan tras su ataque.
Son insectos muy resistentes a condiciones climáticas y sus poblaciones están altamente diseminadas.
Las garrapatas, por su parte, actúan en espacios abiertos, especialmente entre la vegetación. Estos arácnidos no saltan, ni corren ni vuelan. La hembra de la garrapata se engancha en los tallos de las hierbas, y pasa a la piel o al pelo del huésped. Una vez que ha mordido la piel, tiende a quedar unida hasta que se llena de sangre y se suelta.
Cuando se alimenta, intercambia fluidos con el huésped, y por eso es un vector de agentes patógenos que desencadenan enfermedades como Fiebre botonosa y enfermedad de Lyme, por ejemplo.
Las pulgas y garrapatas como vehículos y transmisores de enfermedades hemoparasitarias constituyen uno de los principales factores de riesgo para sus víctimas, pues algunas infecciones pueden ser mortales.
Cuando las garrapatas atacan a los humanos lo hacen en zonas pilosas de la cabeza y cuando se desprenden dejan una inflamación con una especie de “mancha negra” central, cerca de la cual suele encontrarse un ganglio agrandado y duro.
Si no se ha desprendido aún, es muy importante ser muy cuidadoso al retirarla, preferiblemente con unas pinzas de depilar desde la cabeza, girando y tirando hacia arriba.
Es aconsejable congelar la garrapata, y si es posible llevarla a un laboratorio para determinar el tipo de patógeno que transmite y poder tratarlo efectivamente.
En áreas rurales con temperaturas mayores a 16 °C las poblaciones de garrapatas aumentan. En la actualidad el cambio climático contribuye a que ectoparásitos puedan desarrollarse en lugares en los que antes no era posible su supervivencia.
Aunque pequeños y escabullizos, estos huéspedes pueden ser combatidos pues generan lesiones cutáneas en las mascotas que pueden complicarse con infecciones por hongos y bacterias secundarias. También inducen a alergias, generando rasquiña exagerada, estrés, incomodidad y automutilación y promoviendo la presentación de infecciones secundarias.
Las garrapatas son incluso más peligrosas: En infestaciones masivas con garrapatas los animales pueden llegar a presentar anemia por la cantidad de sangre extraída. Esto es particularmente peligroso en los especímenes más jóvenes.
En las calles la lucha es a otro precio: los perros, por ejemplo, usualmente salen de las casas a juguetear en parques donde se encuentran con otros individuos posiblemente infestados. Esto no quiere decir que las mascotas no deben relacionarse con sus congéneres, sino que es importante aumentar los controles y seleccionar un efectivo método de eliminación de estos ectoparásitos.
En el caso de los gatos es indispensable aclarar que a nivel sanitario es ideal que sean individuos a los que no se les permita salir de sus casas o apartamentos para evitar que entren contacto con otros individuos que no tengan ninguna clase de prevención. Eso facilita el control.
El impacto económico que generan estas infestaciones en los hogares no es despreciable: los gastos adicionales en medicamentos y consultas por falta de prevención podrían triplicar los costos en comparación con mantener planes de manejo adecuado de parásitos en nuestras mascotas.
Los antiparasitarios externos de origen químico son los más populares y efectivos a la hora de contrarrestar estas infecciones. Para su elección es importante tener en cuenta si su mascota es sensible o resistente al ataque de estos organismos. Se habla de animales sensibles cuando las infestaciones son muy altas y generan en él complicaciones cutáneas complejas y se habla de animales resistentes cuando tienen infestaciones muy bajas, inclusive inexistentes sin la aplicación de algún método de control.
Por otra parte es necesario tener en cuenta que no todos los antiparasitarios externos funcionan igual en todos los animales por lo que existen diferentes principios activos y métodos de administración que deben ser conjugados para lograr la mejor efectividad, por eso es clave identificar de la mano del médico veterinario de cabecera cuál es la mejor opción para su mascota y así lograr una prevención y control exitosa.
ALGORITMO DEL PLAN DE PREVENCIÓN Y CONTROL DE PULGAS Y GARRAPATAS.
Referencias
- Bayer HealthCare. (2003). Su mascota sin pulgas. [Consulta: 10 abril de 2008]. Bayer HealthCare. 2006.Soluciones en enfermedades parasitarias. Pulgas. Consulta: 10 abril de 2008.
- ESCCAP (2010) Ectoparásitos Control de insectos y garrapatas que parasitan a perros y gatos, Merial.
- García, L., Fernández, Y. (2010) Caracterización y control de especies de pulgas de importancia veterinaria para la salud animal y pública.
- Vega, Y., Chávez, A., Casas, E.,Gavidia, C., (2006) Evaluación de la combinación del methoprene 15% y permetrina 65%paraelcontrolde pulgas y garrapatas en caninos, Rev Inv Vet Perú, p184-188.