Aunque su consumo es cada vez más popular, médicos y especialistas concluyen que no hay evidencias que confirmen mayores beneficios para la salud, ni mayor aporte nutricional al compararlos con los productos convencionales.
Janina Marcano F.
Tanto en Chile como en otros países del mundo, el consumo y la oferta de alimentos orgánicos ha ido en aumento. Según cifras de Organic World, institución que ofrece estadísticas sobre agricultura orgánica global, el mercado mundial de estos productos creció 170% durante la última década.
Se trata de frutas, vegetales o productos procesados cuyo cultivo o fabricación ha estado libre de elementos químicos como pesticidas y fertilizantes, y cuyo precio normalmente es más alto que el de alimentos convencionales. Esto, en un rango que varía entre 10% y 100%, según cifras de la Dirección General de Relaciones Económicas Internacionales.
El interés por consumirlos queda en evidencia en los consultorios de salud, asegura la nutricionista Daniela Ghiardo, de la Clínica Las Condes. «Cada vez hay más personas preocupadas de alimentarse con estos productos considerados naturales. Tienen inquietud, muchas veces por un tema de salud», dice Ghiardo.
Lo anterior se condice con un estudio publicado en 2015 por la Universidad de Chile, que indica que los chilenos prefieren los productos orgánicos por considerarlos más saludables que los tradicionales. Sin embargo, médicos y especialistas consultados aseguran que aún no hay razones contundentes para asegurar que es así.
«No hay evidencia científica suficiente que demuestre que los alimentos orgánicos son más saludables para los consumidores», asegura a «El Mercurio» Carl Winter, toxicólogo de alimentos de la Universidad de California, en Davis, quien ha realizado estudios al respecto.
«Si bien los niveles de plaguicidas en los alimentos orgánicos son más bajos que en los convencionales, los de los tradicionales ya son significativamente más bajos que los niveles que serían motivo de preocupación para la salud», explica el especialista. Por eso, agrega, su consumo no tendría casi ninguna ventaja.
En una de sus investigaciones, publicada en 2011, Winter descubrió que en EE.UU. la exposición a pesticidas a través del consumo de productos más cargados con estas sustancias era un millón de veces más baja que los niveles que muestran un efecto en los animales.
«Otros estudios han demostrado que los consumidores que temen a plaguicidas reducen su consumo de frutas y verduras, que es lo peor que pueden hacer por su salud», advierte el investigador.
¿Más nutrientes?
«La verdad es que hay bastante investigación al respecto y nunca se ha podido demostrar que sean nutricionalmente mejores que los normales», dice la doctora Magdalena Araya, gastroenteróloga e investigadora del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA).
Sin embargo, aclara, diversos estudios han encontrado un mayor nivel de antioxidantes en frutas orgánicas al compararlas con las convencionales. Un ejemplo de ello es una investigación dirigida por la Universidad de Newcastle, Reino Unido, en la cual se analizaron las diferencias nutricionales entre cultivos orgánicos y tradicionales. Los resultados arrojaron que los primeros aportaban antioxidantes equivalentes a entre una y dos porciones de frutas y verduras no orgánicas al día.
«Los estudios están bien hechos. Es probable que sea cierto. El detalle es que cuando se ha intentado confirmar si esa diferencia en la cantidad de antioxidantes produjo un efecto en la salud, no se ha logrado. Probablemente el efecto sea tan mínimo que es indetectable. Y, en ese sentido, no se puede indicar que tengan mejor aporte nutricional», explica Araya.
Otra diferencia parecida se da en las carnes, comenta la doctora Eliana Reyes, nutrióloga de la Clínica de la Universidad de los Andes. «Las orgánicas son más magras naturalmente, pero la verdad es que si seleccionamos carne magra de crianza convencional, el resultado es el mismo. No hay nada que indique que vale la pena pagar el precio del orgánico».
Coincide con ella la doctora Araya: «Hay evidencia que indica que la leche orgánica tendría más Omega 3, pero cuando miden si a la población que los consumió le fue mejor, nada indica que haya sido así».
En 2012, investigadores de la Universidad de Stanford buscaron responder si los alimentos orgánicos eran más nutritivos. Después de analizar 460 estudios sobre el tema publicados a la fecha, los científicos concluyeron que existe una falta de evidencia para indicar que lo sean.
Patrones alimentarios
Independientemente de si se consumen productos orgánicos o no, los especialistas concluyen que lo importante es cuidar los patrones alimentarios. Esto implica mantener un consumo diario de frutas y verduras y evitar las exageraciones, tanto en calidad como en cantidad. «Cuando te comes una pera normal, no te hace más daño que la orgánica, lo que sí afecta es comer grandes cantidades de hidratos de carbono y de productos con grasa y azúcares», dice la doctora Reyes, del INTA.
Aprender a reconocer
«Es súper común que los productores asuman sus cultivos como orgánicos porque los tienen en su patio. Por eso uno ve personas en ferias vendiendo productos orgánicos que no lo son», dice la agrónoma Ana María Toso, académica de la U. de los Andes. «Lo que hace a algo orgánico es la cadena de producción, en la que no hay químicos, pero en la cual se utilizan manejos como control biológico de plagas».
Desde el SAG aseguran que «se fiscaliza regularmente a las ferias orgánicas en cada región», proceso para el cual disponen de unas 30 personas por área. Para asegurarse de que un producto es orgánico, el consumidor puede exigir que le exhiban la certificación.
Y en el caso de los empaquetados, existe un sello que los distingue de los convencionales (en la imagen).
Fuentes: