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En tiempos actuales donde el contenido digital determina ciertos estilos de vida y hábitos de consumo, la alimentación se ha vuelto todo un tema de discusión. Nos invaden cientos de titulares y críticas de influencers que nos dicen qué alimentos comer y cuáles no, cómo consumirlos e incluso dónde adquirirlos.

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Pero lo que no se nos ha dicho es que también debemos ser conscientes de la inocuidad de lo que comemos. Aunque para algunos sea un término nuevo, la inocuidad alimentaria, es un concepto que ha hecho carrera en las políticas públicas desde hace varias décadas. Se trata de todas aquellas acciones que garantizan la máxima seguridad posible de los alimentos, y abarcan toda la cadena alimenticia, desde la producción hasta el consumo.

Las Enfermedades Transmitidas por los Alimentos, conocidas como ETAS, son una importante carga para la salud. A pesar de los avances, aún millones de personas se enferman y muchas mueren por consumir alimentos insalubres. Aunque hemos mejorado las condiciones de higiene y la cobertura de agua potable, aún hay mucho por hacer.

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Para fortalecer la educación en el tema, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura – FAO y la Organización Mundial de la Salud – OMS promueven el Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos para recordarnos que independientemente de la producción de estos, todos pueden presentar riesgos de naturaleza microbiológica, química o física que con frecuencia son invisibles a simple vista; bacterias o virus son algunos ejemplos.

Pero en la cotidianidad solo somos conscientes de lo anterior cuando presentamos una intoxicación alimentaria. Es entonces cuando recordamos algunas prácticas básicas y responsables como: Evitar comer algunos alimentos crudos, sin lavar o sin procesar adecuadamente. Sin embargo, al tiempo de recuperarnos las volvemos a olvidar.

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Afortunadamente existe el Codex Alimentarious, una colección de normas, códigos de prácticas, directrices y recomendaciones a nivel internacional que mitigan los peligros potenciales de los alimentos para nuestra salud. Todos los gobiernos deben seguir los lineamientos del Codex Alimentarius e implementar acciones que garanticen la inocuidad de los alimentos.

El Codex Alimentarius se ha encargado desde 1963 de emitir directrices que evalúan: la higiene, los niveles máximos de uso de aditivos, los límites máximos de residuos de plaguicidas y medicamentos veterinarios, así como niveles máximos para evitar la contaminación microbiológica y por sustancias químicas. Todas estas normas se basan en un asesoramiento científico sólido y actualizado generado por la FAO y la OMS.

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Residuos de Plaguicidas en los alimentos

  • Hay rastros de plaguicidas que pueden permanecer en los cultivos a la hora de la cosecha.
  • Los LMRs se establecen muy por debajo de los márgenes de seguridad para determinar que los alimentos producidos con plaguicidas sean adecuados para el consumo. Este estándar permite que los consumidores puedan confiar en la seguridad y la calidad de los alimentos.
  • Los gobiernos y las exigencias del mercado perfeccionan cada día los procesos para medir  y controlar que las cosechas no sobrepasen los LMRs.
  • Los Límites Máximos de Residuos (LMRs) son una medida que designa el nivel más alto de residuos de plaguicidas permitidos legalmente en la comida.
  • Los residuos de plaguicidas, si los hay, son tan bajos que las personas tendrían que consumir cantidades enormes, como consumir 28,000 fresas en un solo día, para sobrepasar los límites de seguridad que existen para esta fruta.

Si bien el Codex contribuye a la seguridad de los alimentos, es necesario que como ciudadanos activos exijamos a las autoridades, a los agricultores, a la industria de los alimentos y a los comerciantes acciones de prevención que garanticen la seguridad de los alimentos. Igualmente debemos seguir en casa las medidas de higiene necesarias.

Lee: Ante el miedo, la evidencia científica.

Responsabilidades en la Inocuidad Alimentaria

Agricultores: Deben cumplir con las Buenas Prácticas Agrícolas, BPAs como aplicar el Manejo Integrado de Plagas (MIP), hacer un uso responsable de todos los insumos – incluidos los productos fitosanitarios o plaguicidas y los fertilizantes – y usar agua de buena calidad para regar el cultivo y/o lavar la cosecha.

Cadena de producción: Sea la agroindustria, los distribuidores o los comerciantes, deben mantener los alimentos correctamente refrigerados, y mantener la higiene de los depósitos y a través de todo el proceso de manipulación de los mismos.

Gobiernos (Ministerios de Salud, Agricultura y Economía o Agencias de Inocuidad): Deben verificar que se cumplan los requisitos del mercado objetivo en productos hortofrutícolas, pesqueros y ganaderos, dando el aval para que el consumo de estos sea seguro. Además de dar atención y control a los alimentos importados.

Consumidores: Aplicar normas básicas en casa como: Refrigerar carnes o lácteos y más alimentos que lo requieran, procesar cada comida con utensilios limpios, consumir en fresco productos como frutas y verduras y siempre lavar éstas antes de su preparación.

Lee: La importancia de lavar los alimentos.

¿Por qué insistir en la inocuidad?

  • Más de 200 enfermedades se propagan a través de los alimentos
  • 1 de cada 10 personas se ve aquejada por alimentos contaminados cada año
  • Cada año, 420 000 personas fallecen por consumir alimentos contaminados, de las cuales 125 000 son niños menores de 5 años
  • Las enfermedades transmitidas por los alimentos afectan más a las personas vulnerables que a otros grupos
  • Para evitar la propagación de amenazas como la resistencia a los antimicrobianos

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Fuentes: