19 de diciembre de 2018
Roberto Ramírez
Médico, gerente de asuntos públicos de Bayer
Para muchos, “comer saludable” significa alimentarse de frutas y verduras, tomar mucha agua, consumir proteína, fibra y hacer ejercicio; y si bien todos estos alimentos y hábitos son buenos, en cantidades excesivas todo puede ser nocivo para la salud.
El cianuro por ejemplo, es uno de los venenos más comunes y conocidos, menos de un gramo de cianuro podría matar a un ser humano. Pero si les digo que el agua también puede ser letal ¿me creerían? Pues así es, 10 litros de agua en una sola ingesta causan 50% de probabilidades de muerte, pues esta dosis diluye el sodio y el potasio en la sangre, y pueden llevar a desarrollar un paro cardíaco. En 2008 fue muy sonado el caso de la inglesa Jacqueline Henson de 40 años, madre de cinco hijos, quien murió tras los que los medios calificaron como un “trágico accidente”: ella estaba realizando desde hacía tres semanas una dieta basada en la ingesta de agua para lograr pérdida de peso.
Todos sabemos que el agua es necesaria para la vida, pero en exceso aunque suene increíble, no lo es. Este ejemplo me permite contarles algo que para los médicos y científicos es muy difícil de explicar: el riesgo cero no existe, porque siempre habrá un grado de exposición en el que podríamos tener un impacto.
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Como lo estableció Paracelso en el siglo XVI, “nada es veneno, todo es veneno, depende de la dosis”. Ejemplos hay muchos: la vitamina D en exceso puede causar cáncer; la sal en dosis superiores a tres gramos por cada kilogramo de peso, puede causar la muerte.
La frase de Paracelso también puede ser aplicada a los agroquímicos que generan preocupaciones en gobiernos, organizaciones y en la población. Sin embargo, un uso responsable de los agroquímicos permite tener alimentos nutritivos, saludables y buenos que además proporcionan rentabilidad y una vida digna a los agricultores.
No sé cuántos de ustedes escucharon las alertas de contaminación por E.Coli que hubo en el pasado Día de Acción de Gracias en Estados Unidos: las autoridades realizaron un llamado a la ciudadanía para no consumir lechugas romanas, el foco de contaminación no había sido identificado. Como médico puedo contarles que este tipo de bacterias llegan a un cultivo por excrementos, como los que se pueden utilizar en cultivos orgánicos que realizan mezclas no controladas de compostaje para fertilizar la tierra. Aunque parezca un contrasentido, los agroquímicos utilizados de forma correcta y como se indica en las etiquetas, pueden minimizar este tipo de riesgos.
Nadie quiere comer dosis perjudiciales de agroquímicos, por eso es fundamental recordar que el riesgo de estos productos viene definido por la dosis y la exposición que tenga el alimento a la sustancia. El simple hecho de que un alimento haya estado expuesto a un agroquímico no lo hace peligroso, ni poco saludable.
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La alimentación es un tema que me apasiona, a diario escucho que los alimentos hoy no son seguros, pero gracias a la ciencia que nos ha permitido conocer cada vez más los procesos celulares, a la modernización industria de los alimentos y las miles de herramientas con las que contamos hoy en día para producirlos, puedo asegurarles que “nunca hemos tenido alimentos más sanos”.
Fuente:
- Alimentos: ¿qué es peligroso ingerir y qué no? (2018/12/19). Agronegocios